No vine sola: estamos nosotros, ellos y yo

Window view showing blurred silhouettes of people and a scenic water landscape.

Nuestra identidad está tejida de muchas miradas.

Desde que nacemos, estamos rodeadas de voces, opiniones, expectativas y juicios que van formando la percepción que tenemos de nosotras mismas. 

Algunas de estas miradas provienen de las personas más cercanas, como la familia y los amigos, mientras que otras vienen de nuestro entorno social y cultural, de las redes sociales y nuestros “ídolos” o referentes y de los medios de comunicación. 

Estas influencias, en su mayoría sutiles, pero poderosas y cotidianas, moldean lo que creemos sobre quiénes somos y lo que podemos llegar a ser. Es decir, impactan en nuestro yo.

Este yo no es “aséptico”. Por el contrario, a lo largo de la vida, aprendemos a mirarnos a través de los ojos de los demás. Las creencias familiares, las normas sociales, las expectativas de éxito o belleza y las validaciones externas se filtran dentro de nuestra construcción personal. Este proceso, que suele ocurrir sin que lo notemos, nos hace vivir en función de lo que se espera de nosotras, más que en función de lo que realmente deseamos o necesitamos. La presión por pertenecer, por no decepcionar o por encajar, puede desdibujar quiénes queremos ser.

Lo que creemos ser no es completamente nuestro, sino una mezcla de influencias externas que nos han enseñado a vernos de ciertas formas. Por supuesto, pertenecer, ser parte, hacer comunidad es un deseo y nos beneficia. Esas influencias nos protegen, nos dan seguridad,  nos impulsan a seguir adelante y nos enriquecen, ya que tomamos contacto con otras realidades y puntos de vista. 

Sin embargo, una excesiva atención y adaptación a “nosotros” y a “ellos”, también puede limitarnos, reforzando creencias que no son nuestras, obstaculizando la toma personal de decisiones o frenando nuestro potencial.

Es por eso que, al reflexionar sobre quiénes somos, necesitamos reconocer cuántas de nuestras creencias y elecciones provienen de nuestro propio deseo y cuántas son eco de los demás. No se trata de un ejercicio culpabilizante ni de rencor y mucho menos victimizante, sino simplemente de una actividad de autoconocimiento, toma de conciencia y libertad.

A continuación, desde Vocativo te invito a hacerte algunas preguntas que te ayudarán a profundizar en cómo el nosotros y el ellos impactan en tu percepción del yo.

YO – Lo que creo sobre mí puede ser la raíz de todo lo que me permito vivir

  • ¿Cuáles son mis habilidades?
  • ¿Qué aspectos me hacen sentir orgullo de mi?
  • ¿Cómo me hablo?
  • ¿Qué patrones repito cuando dudo de mí?
  • ¿Hay una versión de mí que aún no me animo a vivir o mostrar?
  • ¿Qué emociones me permito sentir? ¿Por qué?
  • ¿Qué emociones me cuesta más permitirme sentir? ¿Por qué?
  • ¿Qué imagen tengo de mí en momentos de éxito? ¿Y en momentos de fracaso?
  • ¿Cuánto de mi autoimagen está sostenida por el pasado?
  • ¿Qué parte de mi identidad necesita hoy una actualización más amable?
  • ¿Cómo sería vivir desde la confianza, en lugar del miedo o la autoexigencia?

NOSOTROS-  ¿Esto lo quiero yo…  o lo aprendí a querer?

  • El sentido de comunidad y pertenencia influye en nuestra visión del mundo y en cómo nos percibimos dentro de él. 
  • La cultura, las normas sociales y el contexto en el que vivimos pueden expandir o limitar nuestras posibilidades.
  • ¿De qué manera las normas sociales han moldeado mi percepción de lo que es «correcto» o «esperado»?
  • ¿Qué puedo hacer para contribuir positivamente a mi entorno y comunidad?
  • ¿Cómo puedo equilibrar mi individualidad con la necesidad de pertenecer?
  • ¿Qué nuevas perspectivas podría explorar para ampliar mi visión del mundo?
  • ¿Cuáles son los mensajes más repetidos en mi entorno sobre lo que significa “tener éxito”?
  • ¿Qué expectativas sociales siento que debo cumplir para ser aceptada o valorada?
  • ¿Cómo reacciona mi entorno cuando elijo algo distinto a lo esperado?
  • ¿Qué normas culturales me han limitado en mis decisiones sin que me diera cuenta?
  • ¿Qué comunidades me impulsan a crecer y cuáles me mantienen en lo conocido?
  • ¿En qué momentos sentí que traicionaba al “nosotros” al elegir por mí?
  • ¿Cómo influye mi contexto (barrio, país, generación) en mis miedos o aspiraciones?
  • ¿Qué discursos colectivos sobre el amor, el trabajo o el cuerpo me afectan más?
  • ¿Cómo puedo crear o buscar espacios colectivos que sostengan mi autenticidad?

ELLOS- Si nadie opinara, ¿qué elegirías distinto?

  • ¿Cuánto impacto tienen las opiniones de los demás en mis decisiones?
  • ¿Escucho más las críticas que los elogios? ¿Por qué?
  • ¿Hay alguien en mi entorno cuya validación busco constantemente?
  • ¿Qué valores y creencias he adoptado de mis distintos entornos sin cuestionarlos?
  • ¿Cuándo fue la última vez que tomé una decisión sin pensar en la reacción de los demás?
  • ¿Cuánto impacto tienen las opiniones de los demás en mis decisiones?
  • ¿Escucho más las críticas que los elogios? ¿Por qué?
  • ¿Hay alguien en mi entorno cuya validación busco constantemente?
  • ¿Qué valores y creencias he adoptado de mis distintos entornos sin cuestionarlos?
  • ¿Cuándo fue la última vez que tomé una decisión sin pensar en la reacción de los demás?

Hacer este ejercicio de tomar distancia de las voces externas nos permite recuperar lo que es genuinamente nuestro para elegir con mayor autenticidad.

¿Te interesa?

Si sientes que ya llegó el momento de revisar esas creencias, de descubrir o reconectar con tu voz auténtica, te invito a dar el primer paso.

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